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viernes, 13 de julio de 2012


Células Embrionarias
Inconscientemente me dirigí a la parte alta del museo, sin duda muchos habían recorrido los primeros niveles y luego hacia arriba, dando vueltas por entre los estantes, con la gracia de una vaca obesa. Yo decidí treparme lo mas alto que pude, me apure a llegar al vestíbulo y preguntar por las escaleras, habiendo recibido indicaciones no muy especificas del área de las escaleras, llegue donde se encontraban los elevadores.
Cuando llegue note una puerta cerrada junto a ellos.
Ninguna señal de escaleras a la vista.
Un empleado de el lugar estaba realizando labores de limpieza cerca de ahí, me fue obvio el preguntarle a el sobre las escaleras, estando así de cerca no podría errar de nuevo.
Me acerque y le pregunte:
-Oye amigo, ¿me podrías indicar donde están las escaleras para ir al séptimo piso?
Él se quito sus audífonos despacio y me pregunto simplemente
-¿Qué?
No quiero sonar como un maniaco, pero me pareció que su respuesta era tan corta, tan falta de importancia, poco faltaba para que me contestara con un solo sonido saliendo de su boca, o simplemente con un gruñido, como un salvaje, pensé.
-¿Las escaleras para subir?
Quizás con un pleonasmo me entendería más rápido, que tonto al pensar eso, pensé de mi mismo.
-¡ah! Si, ahí están los elevadores
Contesto eso y siguió con su labor
-¿Pero es que acaso no hay escaleras para ir a los otros pisos?
-Pues si, pero... ¿Ahí esta el elevador? ¿Para que quiere escaleras?
-Es que quiero husmear de piso en piso- Atiné a contestar
-Ah bueno, ahí están- Me dijo señalándome a la puerta al lado del elevador.
Hubiera sido tan difícil explicarle que subir por una escalera trae consigo una recompensa invaluable, el simple hecho de que el llegar arriba suponga un esfuerzo para ti, el que sea un reto tan rápido pero tan apreciable, ¿Cuántas personas no prefieren llegar rápido y sin esfuerzo, y terminan lavando baños en un museo?.